Momento a momento, la vida me pregunta:
¿Estás disponible para mí?
No es una pregunta abstracta, me invita a detenerme aquí y ahora. Puedo traducirla así:
¿Estás disponible táctilmente para las sensaciones que recorren y acarician tu piel? ¿y para esas otras que se sienten como presión o incomodidad? Sin necesidad de analizarlas, interpretarlas, negarlas o restringirlas, ¿estás disponible para dejarte atravesar por estas corrientes inesperadas que buscan ser sentidas en tu emocionalidad?
¿Estás disponible para ver de verdad, para dejar que las formas, los colores, las imágenes de todo tipo se sucedan en la apertura de tu visión? Sin apegarte a algunas y rechazar otras, contándote historias resabiadas sobre lo que son, ¿cómo sería simplemente abrirte y dejar que esa abundancia se revele dejándote fascinar por su despliegue incontenible?
¿Estás disponible para escuchar la sinfonía ininterrumpida y siempre cambiante de sonidos que constituye la banda sonora de este instante? ¿O prefieres seguir escuchando cómo tu mente se pronuncia sobre ellos apegándose o rechazando cada expresión?
¿Estás disponible para unirte al fluir de esta única espiración, a explorar el recorrido de esta siempre nueva inspiración? ¿Te abrirías con ella a sentir, sin juzgar, los olores que van apareciendo, como expresiones de un océano infinito de vitalidad?
¿Estás disponible para degustar los sabores de este instante, las innumerables texturas que buscan ser apreciadas en tu boca y en tu sentir? ¿Te animas a respirarlos, a honrarlos, soltando la prisa o la necesidad de buscar algo mejor?
¿Estás disponible para sorprenderte en el aprecio íntimo de lo que va surgiendo, sea como sea, a abrirte de corazón a lo inefable, a la vida que sostiene tanto los momentos de calma como los de caos intenso o profundo dolor?
¿Hay espacio en ti para permitir que los pensamientos que se precipitan con sus interpretaciones y temores, se expresen sin necesidad de rechazarlos? ¿Puedes ofrecer también libertad a esos que te instan a identificarte con sus promesas y esperanzas, a complacerte en sus halagos, a olvidarte de tu preciosa vulnerabilidad?
¿Estás disponible para sorprenderte viéndote actuar como nunca lo harías, moviéndote fuera del guion de lo conocido, dejándote inspirar, momento a momento, por la belleza de la libertad?
¿Estás disponible para contemplar a tus hermanos sin referencias al pasado, al futuro, a las historias que los encierran en una identidad definida? ¿Te abrirías a reconocerlos en su profunda e inocente unidad contigo?
Si algo en ti, como en mí, resuena con estas preguntas,
quizás estás aceptando la llamada del corazón.
Una nueva vida, que ya no es tuya, te anhela.
Sólo tu disponibilidad es necesaria,
estás siendo afinado como un instrumento del amor.