¡HONRA Y AMA TU INTUICIÓN!

Desde muy niña me recuerdo escribiendo. ¡Cuántas confidencias han ido derramándose en mis cuadernos! ¡Cuántos episodios de caos total y absoluta confusión han recogido esas páginas que durante años me avergonzaba mostrar! ¡Y cuánta comprensión y visión han ido reflejándose también en esos escritos que, cotidianamente me acompañan! ¡Qué hermosas y potentes intuiciones van surgiendo, trayéndome una y otra vez a sumergirme y confiar en la voz que surge del corazón!

Sin embargo, aún recibiendo tanta inspiración, hubo un tiempo en el que me parecía que lo que otros decían o escribían tenía mucho más valor que lo que surgía de mis adentros. Me acostumbré así a dejar de lado mis escritos y la intuición en ellos recibida para buscar inspiración en otras fuentes más reconocidas. El personaje con el que solemos identificarnos se cree el autor de lo que intuye y expresa. Y, desde ahí, se desvaloriza y disminuye comparándose con otros Otras veces, se sobrevalora y se enorgullece de lo que considera “sus realizaciones”. Es su manera de funcionar, no se le puede pedir más…

¡Qué alivio comprender que la voz de la intuición no me pertenece y, por tanto, no necesito compararme, disminuirme ni enorgullecerme en base a ella! Al no tomármela de modo personal, simplemente me abro a recibirla y honrarla, a aprender de ella mientras es escrita o pronunciada por mi boca del mismo modo que me abro y la respeto profundamente cuando se expresa a través de otros seres humanos que me inspiran.

La voz de la intuición brota de un espacio profundo, silencioso y transparente en el que no hay diferencias y, sin embargo, a través de cada uno de nosotros, se expresa de un modo genuino. ¡Qué hermoso conectar con sus diferentes expresiones y aprender de ellas, incluyendo y honrando la que nos habla más íntimamente, aprendiendo a escucharla en el silencio del corazón!

Me encanta, desde hace un tiempo, tomar cualquiera de mis cuadernos y sentarme a leerlo con la misma devoción que si tomara un libro escrito por alguien de gran renombre a quien admiro. Disfruto dejándome enseñar por esa voz dirigida directa y amorosamente a mi corazón, esa voz que me conoce tan íntimamente que nunca me engañaría. Esa voz ante la que honestamente me he desnudado tantas veces, de mil maneras, siempre me ha susurrado lo mismo. Las formas en que se expresa son perfectas para mí, resuenan perfectamente en mi interior, me llenan de energía y de inspiración.

La voz que brota del silencio, de la intimidad más profunda del ser, nos guía constantemente. ¿Cómo no confiar en ella?. Es la voz de la verdadera sabiduría y cada ser humano, cuando se permite ahondar en su conciencia y desnudarse de todo condicionamiento, la descubre. Siempre ha estado ahí. A veces se expresa con palabras muy claras que podemos registrar. Otras, toma forma de impulsos creativos que no podemos dejar de seguir. En ciertos momentos, simplemente, nos sumerge aún más en un océano de silencio en el que nos sentimos renovados y libres. Puede llevarnos a comprender de un plumazo algo que necesitábamos entender o a tomar una decisión que parecía difícil. Como sucede con frecuencia en mí, también nos va susurrando formas más felices y simples de vivir lo que comprendemos, llenándonos de energía y de dinamismo. O nos dirige directamente a las fuentes de las que necesitamos beber para inspirarnos en el momento que estamos viviendo…

Mi escrito de hoy es, simplemente, una invitación a escuchar con gran respeto nuestra intuición y a tener la fortaleza de seguirla. A unirnos a ella y a confiar en ese modo particular y entrañable con el que la vida nos guía desde el corazón. Y, sobre todo, estas líneas son una llamada a honrar el silencio del que la inspiración surge, a cultivarlo, a amarlo por encima de todos los tesoros de la tierra.

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