ES LA PRIMERA VEZ

“Yo ya he estado allí”, “Yo ya lo conozco”, “Ya he leído eso”, “Ya lo he escuchado”…

¡Con cuánta frecuencia argumentamos así refiriéndonos a las experiencias que aparecen en nuestra vida!. Ya sea pensándolo o expresándolo, el creer que “ya hemos vivido eso” nos priva de un caudal de vitalidad y de conocimiento extraordinario.

Ante lo que creemos “ya conocido” nos retraemos para ir en busca de algo más interesante, más novedoso, llamativo o excitante; algo aún no visto, no oído, no sentido, que nos aporte algún estímulo renovador.

Esta actitud de la mente condicionada revela inmediatamente la dolorosa base sobre la que sostiene: lo que siento, lo que experimento, proviene de ahí fuera, de ese llamado “mundo exterior” y claro, necesito que sus estímulos cambien para extraer de ellos mi sensación de renovación o vitalidad.

Además de penoso y agotador, vivir desde esta base es totalmente engañoso, simplemente porque no es verdad. No es cierto que “ya he vivido esto”, ya que tanto “esto” como “yo” somos vida en constante desenvolvimiento. Ese “yo” que contemplaba este paisaje o a esta persona es pura consciencia abriéndose y expandiéndose, enriqueciéndose, conociéndose a sí misma en cada instante. Es pura vida. Y lo contemplado refleja constantemente la perspectiva desde la que se contempla. Siempre es nuevo, siempre es ahora y en este instante, todo está naciendo para mí.

Imagínate cómo se transformarían nuestras relaciones, tanto con personas como con situaciones, si nos atreviéramos a prescindir de lo que creemos saber en base a experiencias pasadas y nos abriéramos de corazón a la frescura de lo desconocido, al misterio de la mirada, del gesto, de la emoción… Al extraordinario despliegue de vitalidad que somos en este instante, a la genuina belleza que descansa detrás de toda apariencia… Con la curiosidad y asombro del niño que vive en nuestros adentros.

Tan sólo requiere un cambio de mirada: considerar este momento como el más sagrado de los templos, ofreciéndonos tras el disfraz de sus formas el regalo de la vida siempre renovada que quiere ser descubierto.

“Nunca he estado aquí”… Es cierto.

“Es la primera vez que te veo”… Es cierto.

“Quiero descubrir esto”… ¿Nos atrevemos?

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