¿TE SIENTES CULPABLE?

La culpa ha sido una constante y pesada carga en mi vida. Un peso incomprensible del que he querido siempre librarme por medio del esfuerzo. Y, sin embargo, todo ese afán por redimirme de mis fallos y de mi supuesta inadecuación, nunca ha dado resultado. Más bien, al contrario: más lo intentaba, más razones seguían surgiendo para acusarme y castigarme de nuevo, instándome a intensificar mis esfuerzos por salir del pozo de la insuficiencia.
Esforzarnos por evitar la culpa se convierte a veces casi en un modo de vivir. Tan desagradable nos resulta esa experiencia que haríamos cualquier cosa por no sentirla. Ponemos todo de nuestra parte sí, pero... "Inténtalo, pero no lo consigas nunca", es el lema del ego. Y la culpa es una de sus herramientas básicas para mantenemos en un nivel de consciencia disminuido y miserable, alejándonos de nuestra radiante realidad.
En realidad, ahora lo veo con una claridad liberadora, eso que llamamos culpa es un sentimiento más profundo que necesitamos comprender y abrazar. Separarnos de lo que somos, olvidarnos de nuestro verdadero ser, abdicar de nuestra naturaleza infinita y luminosa negando nuestra realidad ilimitada, no puede por menos que generar dolor, sensaciones abruptas y sombrías en nuestro sentir. Todas ellas están relacionadas con una extraña sensación de fallarnos a nosotros mismos, con una especie de traición a lo que somos que sigue activa en nuestra inconsciencia. De ahí surge ese malestar congénito que llamamos culpa. Alejados del Hogar, no sabemos cómo explicarla.
Absorbida nuestra mente por un sistema de pensamiento que no conoce la profunda esencia del ser, elabora explicaciones y justificaciones para esa sensación de culpa basadas en lo que ella conoce: el mundo de la forma. Entonces, proyecta en las acciones qu