¿QUÉ PUEDE ATARME?

¡Es tan habitual creer que hay algo que nos limita, nos ata, nos daña! El sistema de pensamiento egoico, basado en la creencia de que somos seres carentes y necesitados, insiste en que hay un mundo ahí fuera con la capacidad de disminuirnos o privarnos de libertad.
Podemos observarlo tanto cuando se trata de circunstancias muy concretas de lo cotidiano (ciertas relaciones o situaciones), de las variabilidades de nuestro mundo interior (emociones, pensamientos, sensaciones) como cuando nos referimos al sistema socioeconómico en el que vivimos. La pequeña mente le da a todo ese mundo un poder que no tiene, todos lo sabemos.
Sin embargo, mirémoslo bien: ¿Qué podría atarme o dañarme si sé lo que soy, no un pequeño personaje limitado y dependiente de las circunstancias, sino pura vida, pura consciencia unida a la totalidad?
Sólo cuando me confundo y me olvido de lo que soy, el daño o las ataduras se hacen posibles. Y ello por una simple razón: espero o creo necesitar algo de ese sistema, de esa relación, de esas situaciones a las que adjudico la capacidad de dañarme.
Si reconozco que el mundo no puede darme nada que tenga valor real para mí y dejo de esperarlo, li