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¡NUNCA MÁS!




"No quiero que me pasa más", "No quiero vivir esto otra vez"... ¿Os suenan estas voces internas expresando el cansancio, la frustración o la amargura por lo que ha sucedido... otra vez?


Ahora que lo miro, la mayor parte de mi vida consistió en pelearme con lo que pasaba o tratar de evitarlo poniendo todo de mi parte para arreglarlo o impedir que volviera a suceder. Ya se tratara de acontecimientos externos, personas o relaciones alteradas, emociones o pensamientos inquietantes que afloraban... una y otra vez, mi mente los interpretaba como algo personal, creyendo que algo iba mal en mi vida si eso se presentaba. Como si lo que mi mente juzgaba como erróneo en el mundo de las experiencias me definiera a mí como inadecuada.


Por otra parte, el hecho de no hacer nada inmediatamente para arreglarlo suponía abrirme a un espacio de incertidumbre en el que no sabía desenvolverme, acostumbrada a definirme como la "resolvedora de problemas". Nada más inquietante para alguien que asume que todo depende de sus actuaciones, quedarse quieta. Si, además creo que mi paz depende de que todo esté "arreglado"... ¿cómo voy a detenerme?.


Y, sin embargo, es en esa quietud en la que, si lo permitimos, se abre la puerta de la libertad. ¿Libertad?