top of page
Buscar

EL CONFINAMIENTO TERMINA... AHORA.




El confinamiento no terminará, amigos, por el hecho de que un día de estos nos veamos saliendo de nuestras casas y caminando por las calles.


Será estupendo, claro que sí, todos nos alegraremos de poder disfrutar de esos ambientes que nos encantan y de nuestra movilidad en ellos. Sin embargo, sinceramente creo que, mientras sigamos tan enfocados que este período termine, creyendo que con ello recobraremos la libertad perdida y todo volverá a su cauce, seguiremos atrapados en el mismo sistema de pensamiento que nos reduce por dentro. El verdadero confinamiento, el que de verdad nos hace sufrir, es otro muy distinto del que quizás aún no somos muy conscientes.


Sin darnos cuenta, vivimos confinados en un lugar muy estrecho, en nuestra mente poblada de pensamientos personales, orientados a la supervivencia de un yo diminuto con el que nos hemos identificado y que se asusta de un mundo al que considera amenazador. Vivimos recluidos dando vueltas en laberintos de pensamientos privados que generan emociones dolorosas, a las que tratamos de evitar de modos cada vez más adictivos y disfuncionales… Nos hemos encerrado en una cárcel en la que nos hemos acomodado aceptando sus pequeñas compensaciones como paliativos de la enorme represión de nuestra libertad y del anhelo de ser quien somos. Y no nos damos cuenta del confinamiento cotidiano que eso supone, al habernos habituado a modos de vivir tan alienados.