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¿DESPERTAMOS?







Al escuchar hablar en términos de "lo que nos está provocando la pandemia", "por culpa de la pandemia", "las consecuencias psicológicas de la pandemia"... algo se rebela en mi interior. Algo que no soporta la mentira y la confusión y mucho menos, el victimismo y la creencia en esa debilidad congénita que reflejan tales declaraciones. Expresiones como ésta pululan en muchas conversaciones y se refuerzan en los medios informativos como lo más natural revelando, para mí, el verdadero desastre: el victimismo que anida en nuestras mentes, hijo de un sistema de pensamiento fraudulento y debilitante que ignora y obstruye la expresión de nuestra verdadera naturaleza, libre y poderosa, una con la vida.


"Lo que nos perturba no es lo que sucede, sino cómo interpretamos lo que sucede", decía Epicteto ya en el siglo I.


Aún no nos hemos enterado. No es la pandemia, amigos, lo que está provocando todo esto. Seamos honestos. Es el uso que ese sistema de pensamiento le da, no sólo a un virus, sino a cualquier fenómeno o experiencia que no controla, para afirmarse y consolidarse. Este modo de pensar fraudulento sostiene la creencia de que somos seres aislados y perdidos en medio de un universo