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UNA SALA VACÍA



1 de marzo, 19h. Casa del Libro de Murcia: momento y lugar de la última presentación del libro “Del hacer al ser”, tras una semana de encuentros intensos en diferentes ciudades.

Varias filas de sillas blancas, cuidadosamente dispuestas. Nadie se ha sentado en ellas. Las notas del piano de Ángel empiezan a inundar el espacio de calidez y ritmo. Una madre y una niña, curiosas, se sientan a mirarlo tocar. La niña, embelesada, sonríe y la mirada de Ángel se encuentra con ella compartiendo emoción. Tras unos momentos, las dos se levantan y siguen paseando por la librería.

Encuentro un taburete alto dispuesto para mí cerca del piano. ¿Y si me siento? Es la primera vez que lo hago ante una sala vacía y me descubro curiosa y encantada, como una niña, de vivir esta experiencia. Las sillas, la música, los libros… nos acompañan y también nuestro corazón latiendo y nuestro amor dispuesto a derramarse. ¿Por qué contenerlo?

Sigue pasando el tiempo, las notas surgiendo y abrazando el espacio… Una de las sillas, ocupada por Jose Manuel, sonriente, que participa de la inédita escena, fotografiándola. Esta vez, estamos nosotros tres. Al final del viaje nos encontramos juntos, ofreciéndonos del mismo modo que lo hicimos en otras salas llenas de personas. Felices, unidos en una íntima certeza: la plenitud del corazón que quiere compartirse. Y, esta vez lo hace así, ante una sala llena de sillas vacías. ¿Por qué deberían estar ocupadas?

Nos miramos y en esa mirada hay complicidad, celebración, amor. Tras un ratito, decidimos recoger. Las dependientas, muy amables, se acercan apenadas de que la música termine. Lamentan que no haya venido más gente, nos dicen, pero en seguida se dan cuenta, al sentirnos tan felices, que todo está muy bien. Una de ellas, se interesa por el libro y hablamos un rato sobre él.

Saliendo ya de la tienda llegan dos personas a la presentación… ¿con retraso? Eso dicen, pero no. Llegan en su momento, en el justo instante en que nuestras miradas se cruzan en el pasillo y se llenan de amor. Hablamos un poco sobre el libro, no hay mucho que decir… Dos personas más que también creen llegar “tarde” se nos unen. Hermoso encuentro antes de partir.

Ya nos vamos, nos espera la familia en Granada y ahora, al haberse acortado el evento, llegamos para la cena. Hemos comprado dulces típicos de Murcia y nos vamos con el alma llena. No de lo que ha sucedido en el viaje, no de tantos encuentros llenos de experiencias y de seres queridos que nos han recibido. Eso es muy bello, sí. Pero la vivencia de Murcia nos puso en contacto con nuestra verdadera plenitud, la que somos, la que no depende de ninguna circunstancia y siempre está viva. Esa que es el tema

del libro al que hemos dedicado estos días: “Del hacer al ser".

Gracias.


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